Chile y las Operaciones de Paz de la ONU

Hace casi un par de años, durante todo el año 2003, tuve la oportunidad de participar en el "Diplomado de Operaciones de Paz de la ONU" impartido por la Organización de Naciones Unidas, el Ministerio de Defensa de Chile y la Academia Naval de la Marina de Chile. A propósito de la participación de Chile en el Consejo de Seguridad de la ONU y el envío de tropas de para la Matención de la Paz en Haití, redacté este artículo para ser publicado en la prensa nacional a principios del año 2004, el que decía:
En estos días, Chile ha asumido la Presidencia del Consejo se Seguridad de la ONU y la mantendrá durante todo el mes de enero.
Ello me brinda la oportunidad de referirme a las Operaciones de Paz de las Naciones Unidas, desde una perspectiva distinta a la tradición cultural desde la cual ellas se constituyen.
Me parece normal que nosotros, ciudadanos chilenos, situemos el origen de las Operaciones de Paz de las Naciones Unidas, en el conflicto entre humanos, más aún, me parece normal que creamos que la “naturaleza humana” es conflictiva y que creamos que la vida humana ha sido así y será siempre así, es decir, creemos, repito, que es normal tener períodos de conflicto, períodos de guerra y luego períodos de paz entre nosotros. Y digo que me parece normal porque hasta ahora, es eso lo que se ha venido sosteniendo y enseñando por algunos científicos sociales.
Sin embargo, ignoramos lo que nos han venido diciendo científicos chilenos de renombre mundial, por un período de casi treinta años. Me refiero a que los seres humanos somos seres amorosos de por vida y que al mirar nuestra filogénesis, nuestra evolución, queda demostrado que la biología completa del ser humano ha evolucionado conservando el amor, conservando la aceptación del otro o la otra como legítimo junto a uno en la convivencia.
Por lo tanto, para otros, el conflicto, la negación del otro, el rechazo, y la guerra, no son propios de la naturaleza humana, sino que el conflicto como método de solución de las diferencias y controversias, ha sido conservado culturalmente. Los científicos que sostienen ésto, han demostrado la existencia en el pasado de culturas, denominadas matrísticas, sin conflicto, sin guerras, sin dominación, apropiación, ni sometimiento. La conservación cultural del conflicto como método de solución de las diferencias y controversias, se inició en la llamada cultura pastora patriarcal-matriarcal en donde con el fin de conservar el rebaño del cual se alimentaban, se apartó, negó y mató al lobo para que no se comiera a las mismas ovejas. Ello fue heredado por los niños, alejados de los motivos que le dieron origen y luego, conservado como una tradición cultural, para luego extenderse a todos los aspectos sociales.
Así las cosas, yo prefiero situar el origen de las Operaciones de Paz de las Naciones Unidas en nuestra naturaleza amorosa, en la necesidad de la recuperación de la paz, armonía y bien-estar propio de la naturaleza humana, cuando ellos se han perdido. Por lo tanto para mí, el origen de las operaciones de paz, proviene de nuestra pre-ocupación por la paz en coherencia con nuestra naturaleza humana.
Mi vida ha transcurrido desde mediados del siglo XX y por lo tanto puedo dar cuenta de mis experiencias de allí para adelante, y para precisar los fundamentos para la existencia de las Operaciones de Paz de las Naciones Unidas, debo traer a la mano las narrativas históricas de quienes vivieron antes y desde esa experiencia reflexionar.
Para mí las más estremecedoras están en el preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas, en donde se menciona que a nombre de los Pueblos de las Naciones Unidas, resolvieron: preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la humanidad sufrimientos indecibles; reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas; crear condiciones bajo las cuales pueda mantenerse la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional; promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad; practicar la tolerancia y convivir en paz como buenos vecinos; unir las fuerzas para el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales; asegurar mediante la aceptación de principios y la adopción de métodos, que no se usará la fuerza armada sino al servicio del interés común; emplear un mecanismo internacional para promover el progreso social y económico de todos los pueblos.
A ello, agrego mi experiencia como ciudadano del mundo, o más bien dicho, sub-mundo chileno (contenido en el mundo) desde mediados del siglo XX, en donde a su tiempo, hemos vivido períodos de “guerra fría” y “guerra candente”.
A mí me parece que las Operaciones de Paz de las Naciones Unidas, fundadas en cualquiera de los Capítulos de la Carta (Capítulo VI: Arreglo Pacífico; Capítulo VII: Amenazas, Quebrantamiento y Agresión; Capítulo VIII: Acuerdos Regionales) ya se trate de Mantención de la Paz, Imposición de la Paz, o bien, Construcción de la Paz, han sido una gran creación.
Es así como esta gran Organización de Naciones Unidas ha dado origen a 55 Operaciones de Mantenimiento de la Paz (P.K.O.) y a 13 Operaciones de Construcción de la Paz (P.B.O.). En nuestros días se desempeñan en ellas 40.000 personas de diversas nacionalidades. Estas Operaciones son financiadas con recursos regulares de la ONU, o bien, adicionales y alcanzan a un monto de 4 billones de dólares anuales aproximadamente.
Yo deseo que Chile sea una Nación próspera para todos los chilenos por igual y para que así sea, estoy de acuerdo con quienes plantean que deben ocurrir cuatro cosas: 1º Debemos cultivar el amor a la patria, amar el espacio Geográfico-Social-Humano en el que convivimos; 2º Participar en los mercados globales con desempeño excelente de clase mundial, generando la riqueza necesaria para nuestra prosperidad; 3º Cultivar solidaridad patriótica, configurando un “nosotros” que incluya a todos los compatriotas en la prosperidad del país; y 4º Conservar la estabilidad social, interviniendo a tiempo, para impedir cataclismos sistémicos-sociales que puedan desintegrarnos como Nación.
Yo creo que ninguno de estos deseos que tengo, se podrán cumplir si no hay Paz entre los chilenos y tampoco si no hay Paz mundial. Por ello, yo apoyo a quienes proponen que Chile siga participando en las Operaciones de Paz de las Naciones Unidas, en la medida de las fuerzas que tenga, ya que ello contribuirá a que Chile sea una Nación próspera y coherente con su pre-ocupación por la Paz. Así también, celebro que Chile sea miembro del Consejo de Seguridad de la ONU.
Comparto la opinión de quienes piensan que la participación de Chile en las Operaciones de Paz le hace bien a la excelencia que cultivan nuestras Fuerzas Armadas y Policías, ya que deberán cumplir con estándares mundiales fijados por expertos de la ONU. Y lo mismo digo para los chilenos de sectores civiles: políticos, ONGs humanitarias, Salud, Aduana, Electoral, Educación, etc. que nos representen. Además, en otras naciones se conocerá a Chile a través de lo que hagan estos chilenos, que en forma generosa, entregarán su aporte a la Paz Mundial. No tengo dudas que todo ello, irá en beneficio de lograr una identidad confiable como país, coherente e íntegra, que generarán nuevo capital social y redes de alianza y lealtad que engrandecerán nuestra prosperidad.
Según mi parecer, las Operaciones de Paz de las Naciones Unidas, son operaciones para curar a ciertos espacios geográficos-sociales-humanos del flagelo de la guerra y del conflicto, y ellas deben seguir siendo financiadas, en forma solidaria, ejecutadas en forma eficiente y efectiva por todas las naciones, a través de la ONU. Además, creo que ellas deben evolucionar hacia acciones de Promoción de la Paz, Prevención de la Guerra y de los conflictos. Sin perder de vista, que en algunos casos, al igual que en la salud pública, hay enfermedades crónicas que no tienen cura. Pienso, que habrán regiones del mundo en donde deberemos resignarnos a sostener Operaciones de Paz, por muchos años. También, me atrevo aventurar que los conflictos Intra-Estados, que posteriormente se transforman en guerras civiles, o bien, guerras Inter-Estados, tienen su origen en las desigualdades sociales y la falta de cohesión social que ellos experimentan, de similar forma como ellas afectan y quebrantan la salud de las personas.
Ello me brinda la oportunidad de referirme a las Operaciones de Paz de las Naciones Unidas, desde una perspectiva distinta a la tradición cultural desde la cual ellas se constituyen.
Me parece normal que nosotros, ciudadanos chilenos, situemos el origen de las Operaciones de Paz de las Naciones Unidas, en el conflicto entre humanos, más aún, me parece normal que creamos que la “naturaleza humana” es conflictiva y que creamos que la vida humana ha sido así y será siempre así, es decir, creemos, repito, que es normal tener períodos de conflicto, períodos de guerra y luego períodos de paz entre nosotros. Y digo que me parece normal porque hasta ahora, es eso lo que se ha venido sosteniendo y enseñando por algunos científicos sociales.
Sin embargo, ignoramos lo que nos han venido diciendo científicos chilenos de renombre mundial, por un período de casi treinta años. Me refiero a que los seres humanos somos seres amorosos de por vida y que al mirar nuestra filogénesis, nuestra evolución, queda demostrado que la biología completa del ser humano ha evolucionado conservando el amor, conservando la aceptación del otro o la otra como legítimo junto a uno en la convivencia.
Por lo tanto, para otros, el conflicto, la negación del otro, el rechazo, y la guerra, no son propios de la naturaleza humana, sino que el conflicto como método de solución de las diferencias y controversias, ha sido conservado culturalmente. Los científicos que sostienen ésto, han demostrado la existencia en el pasado de culturas, denominadas matrísticas, sin conflicto, sin guerras, sin dominación, apropiación, ni sometimiento. La conservación cultural del conflicto como método de solución de las diferencias y controversias, se inició en la llamada cultura pastora patriarcal-matriarcal en donde con el fin de conservar el rebaño del cual se alimentaban, se apartó, negó y mató al lobo para que no se comiera a las mismas ovejas. Ello fue heredado por los niños, alejados de los motivos que le dieron origen y luego, conservado como una tradición cultural, para luego extenderse a todos los aspectos sociales.
Así las cosas, yo prefiero situar el origen de las Operaciones de Paz de las Naciones Unidas en nuestra naturaleza amorosa, en la necesidad de la recuperación de la paz, armonía y bien-estar propio de la naturaleza humana, cuando ellos se han perdido. Por lo tanto para mí, el origen de las operaciones de paz, proviene de nuestra pre-ocupación por la paz en coherencia con nuestra naturaleza humana.
Mi vida ha transcurrido desde mediados del siglo XX y por lo tanto puedo dar cuenta de mis experiencias de allí para adelante, y para precisar los fundamentos para la existencia de las Operaciones de Paz de las Naciones Unidas, debo traer a la mano las narrativas históricas de quienes vivieron antes y desde esa experiencia reflexionar.
Para mí las más estremecedoras están en el preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas, en donde se menciona que a nombre de los Pueblos de las Naciones Unidas, resolvieron: preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la humanidad sufrimientos indecibles; reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas; crear condiciones bajo las cuales pueda mantenerse la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional; promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad; practicar la tolerancia y convivir en paz como buenos vecinos; unir las fuerzas para el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales; asegurar mediante la aceptación de principios y la adopción de métodos, que no se usará la fuerza armada sino al servicio del interés común; emplear un mecanismo internacional para promover el progreso social y económico de todos los pueblos.
A ello, agrego mi experiencia como ciudadano del mundo, o más bien dicho, sub-mundo chileno (contenido en el mundo) desde mediados del siglo XX, en donde a su tiempo, hemos vivido períodos de “guerra fría” y “guerra candente”.
A mí me parece que las Operaciones de Paz de las Naciones Unidas, fundadas en cualquiera de los Capítulos de la Carta (Capítulo VI: Arreglo Pacífico; Capítulo VII: Amenazas, Quebrantamiento y Agresión; Capítulo VIII: Acuerdos Regionales) ya se trate de Mantención de la Paz, Imposición de la Paz, o bien, Construcción de la Paz, han sido una gran creación.
Es así como esta gran Organización de Naciones Unidas ha dado origen a 55 Operaciones de Mantenimiento de la Paz (P.K.O.) y a 13 Operaciones de Construcción de la Paz (P.B.O.). En nuestros días se desempeñan en ellas 40.000 personas de diversas nacionalidades. Estas Operaciones son financiadas con recursos regulares de la ONU, o bien, adicionales y alcanzan a un monto de 4 billones de dólares anuales aproximadamente.
Yo deseo que Chile sea una Nación próspera para todos los chilenos por igual y para que así sea, estoy de acuerdo con quienes plantean que deben ocurrir cuatro cosas: 1º Debemos cultivar el amor a la patria, amar el espacio Geográfico-Social-Humano en el que convivimos; 2º Participar en los mercados globales con desempeño excelente de clase mundial, generando la riqueza necesaria para nuestra prosperidad; 3º Cultivar solidaridad patriótica, configurando un “nosotros” que incluya a todos los compatriotas en la prosperidad del país; y 4º Conservar la estabilidad social, interviniendo a tiempo, para impedir cataclismos sistémicos-sociales que puedan desintegrarnos como Nación.
Yo creo que ninguno de estos deseos que tengo, se podrán cumplir si no hay Paz entre los chilenos y tampoco si no hay Paz mundial. Por ello, yo apoyo a quienes proponen que Chile siga participando en las Operaciones de Paz de las Naciones Unidas, en la medida de las fuerzas que tenga, ya que ello contribuirá a que Chile sea una Nación próspera y coherente con su pre-ocupación por la Paz. Así también, celebro que Chile sea miembro del Consejo de Seguridad de la ONU.
Comparto la opinión de quienes piensan que la participación de Chile en las Operaciones de Paz le hace bien a la excelencia que cultivan nuestras Fuerzas Armadas y Policías, ya que deberán cumplir con estándares mundiales fijados por expertos de la ONU. Y lo mismo digo para los chilenos de sectores civiles: políticos, ONGs humanitarias, Salud, Aduana, Electoral, Educación, etc. que nos representen. Además, en otras naciones se conocerá a Chile a través de lo que hagan estos chilenos, que en forma generosa, entregarán su aporte a la Paz Mundial. No tengo dudas que todo ello, irá en beneficio de lograr una identidad confiable como país, coherente e íntegra, que generarán nuevo capital social y redes de alianza y lealtad que engrandecerán nuestra prosperidad.
Según mi parecer, las Operaciones de Paz de las Naciones Unidas, son operaciones para curar a ciertos espacios geográficos-sociales-humanos del flagelo de la guerra y del conflicto, y ellas deben seguir siendo financiadas, en forma solidaria, ejecutadas en forma eficiente y efectiva por todas las naciones, a través de la ONU. Además, creo que ellas deben evolucionar hacia acciones de Promoción de la Paz, Prevención de la Guerra y de los conflictos. Sin perder de vista, que en algunos casos, al igual que en la salud pública, hay enfermedades crónicas que no tienen cura. Pienso, que habrán regiones del mundo en donde deberemos resignarnos a sostener Operaciones de Paz, por muchos años. También, me atrevo aventurar que los conflictos Intra-Estados, que posteriormente se transforman en guerras civiles, o bien, guerras Inter-Estados, tienen su origen en las desigualdades sociales y la falta de cohesión social que ellos experimentan, de similar forma como ellas afectan y quebrantan la salud de las personas.
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